La reputación de la sopa
Durante los talleres de José Israel Carranza en el Fondo de Cultura Económica de Guadalajara aprendí a amar el ensayo como el género exacto que reúne la intención estética y la intelectual. Al paso del tiempo, y tras muchos descalabros, pude hacer ensayos que me gustaran o al menos que no me avergonzaran poco tiempo después. Uno de esos fue precisamente La reputación de la sopa, ensayo que fue publicado en Tierra Adentro.
Publicar por primera vez en un sitio como Tierra Adentro es una gran experiencia, al menos lo fue para mí que nunca había publicado nada así, y con así quiero decir: pasar por un proceso de selección, edición y recibir un pago. Nunca había sentido tanta emoción como cuando recibí el dictamen favorable de mi texto. Un ensayo que nació en el taller de Israel, que estuve trabajando por meses y que le mostré a un par de amigos que me ayudaron a verle —sobre todo— sus exageraciones. Pero no solo sentí emoción sino también una validación que siempre he buscado, quizá porque es lo que buscamos todos los que escribimos. Que no queden dudas de que un texto sea publicado sin un intermediario de por medio, sino a partir de un dictamen hecho y derecho, pues ya me dirán sino es para emocionarse y sentirse complacidos.
Así que, unos meses después se publicó mi ensayo en Tierra Adentro con todo y unas bonitas ilustraciones hechas a posta para mi texto ¿se puede pedir algo más?
En La reputación de la sopa hablo acerca de un platillo que solo le conozco a mi familia. Un platillo que pensé era conocido por todo el mundo, como uno cree de niño que son las cosas que suceden en nuestras familias. La sopa de perro es cocinado por las matriarcas de mi familia materna que consiste utilizar las sobras de un caldo de res; hacia el final del texto se revela cómo nació este platillo que, como muchas sopas, esconde la historia de la familia. Además hago un recorrido por la historia de las sopas y sus infinitas variaciones. Como dice el texto:
La sopa es el espejo de la familia que la sirve, una instantánea de su raigambre y reflejo de sus hábitos más exquisitos o de sus costumbres más bárbaras.